martes, 13 de julio de 2010

Dias de reflexión

Dia 39: Es quizá una de las mañanas más frías, o así supe sentirla. Quizás no esté hablando del clima si no de esos insasiables sentimientos que parecen no estár conformes con el tiempo que paso invirtiendo en ellos - que es de hecho todo mi tiempo - y quieren tomár mi vida por completo. Tal véz sea de hipocrita o simplemente una actitud de alguién que esta vencido - pero niega reconocerlo - decir que pudiese estar en mi mejor momento. Que quizá lo terrible ya pasó y que estoy rodeandome de personas plenas de afecto. La verdad es que así lo creo, es una actitud hipocrita visto desde mi, insoportable, siempre intentando relacionar cada acción que aunque otros lo crean estupido, dadas las circunstancias vividas dicen: piensa desconfiado y pensarás acertado.

lunes, 12 de julio de 2010

Dias de reflexión

Dia 38: Tras, el hermoso texto expresado por pizarnik anteriormente, no puedo dejar de recordarlo en los momentos en que suelo darle a un objeto algún sentimiento. No creo en aquello que dice que ponernos como objeto hace que no suframos tánto el dolor humano, para mi las cosas sufren, siempre son culpadas por esos terribles actos -que nosotros hacemos- eso hacen las personas, buscan alguién a quién desviar esa culpa que aqueja y mata, que nos limita a pensar en lo horrible que somos, o en lo mal que sabemos manejarnos. Las cosas hablan, de otro modo pero lo hacen, no sé si es la soledad - ponerle nombre a las pantuflas - o el hecho de tener ese gran desprecio hacia las personas y no tolerar esa estupida costumbre de desligarse de aquellas cosas que si fuesen reconocidas quizás darían frutos, y no dejarían que la planta se seque para que sea eso que es ahora y siempre, y solamente eso para luego quejarse de aquello que les falta. Estan muy lejos del reconocimiento, y mucho más de reflexiones. Lo más horrible de aquellos es que están conformes con lo que hacen, quién quiere realmente hacer bien las cosas, piensa excesivamente sobre cada acción porque téme equivocarse, teme volver sobre lo que prometió no hacerlo, para quiénes nada importa, estabilizarse en sér seres miserables esta bien, no bajan ni suben con respecto a su punto medio, por lo que hacen de todos sus días, una misma historia.

martes, 6 de julio de 2010

Creo que la melancolía es, en suma, un problema musical: una disonancia, un ritmo trastornado. Mientras afuera todo sucede con un ritmo vertiginoso de cascada, adentro hay una lentitud exhausta de gota de agua cayendo de tanto en tanto. De allí que ese afuera contemplado desde el adentro melancólico resulte absurdo e irreal y constituya "la farsa que todos tenemos que representar".

lunes, 5 de julio de 2010

Sala 18

Cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continúa, 15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante, porque -oh viejo hermoso Sigmund Freud- la ciencia psicoanalítica se olvido la llave en algún lado: abrir se abre, pero ¿cómo cerrar la herida?.
El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no restañan la herida que supura. El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o seguramente, le ha causado la vida que nos dan. Lichtenberg, el genial físico y matemático que escribía en su Diario cosas como: "Él le había puesto nombre a sus dos pantuflas". Algo solo estaba, ¿no?. Le paso (a Kafka) lo que a mí: se separó fue demasiado lejos en la soledad y supo -tuvo que saber- que de allí no se vuelve, se alejo -me alejé- no por desprecio (claro es que nuestro orgullo es infernal) sino porque una es extranjera, una es de otra parte, ellos se casan, procrean, veranean, tienen horarios, no se asustan por la tenebrosa ambigüedad del lenguaje (no es lo mismo decir Buenas noches que decir Buenas noches) El lenguaje -yo no puedo más, alma mía, pequeña inexistente, decidíte; te la picás o te quedás, pero no me toques así, con pavura, con confusión, o te vas o te la picás, yo, por mi parte, no puedo más.